Insomnio, Dámaso Alonso
INSOMNIO
Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres
(según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este
nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar a los
perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando
como el perro enfurecido, fluyendo como la leche
de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole
por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en
esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente
en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
las tristes azucenas letales de tus noches?
(según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este
nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar a los
perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando
como el perro enfurecido, fluyendo como la leche
de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole
por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en
esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente
en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
las tristes azucenas letales de tus noches?
Este poema conocido como "Insomnio" forma parte de la obra "Hijos de la ira", escrita por Dámaso Alonso en el 1944, en la posguerra. Dicho autor, profesor y poeta, no destacó por su abundante producción literaria, sino más bien por su influencia como crítico en la Generación del 27.
En este texto, relacionado con la poesía social y, por lo tanto, con la poesía de posguerra -en concreto la que trata del humanismo en crisis -, podemos encontrar semejanzas con uno de los poemas más destacados de otro autor de esta generación, Rafael Alberti. En su escrito titulado "Nocturno" encontramos similitudes tanto por ser dos de las obras más importantes de esta línea poética, como por su temática. Sin embargo, a pesar de hablar los dos poemas de la posguerra y la necesidad de actuar, uno lo hace desde la impotencia mientras el otro lo hace desde la rabia.
En este texto, relacionado con la poesía social y, por lo tanto, con la poesía de posguerra -en concreto la que trata del humanismo en crisis -, podemos encontrar semejanzas con uno de los poemas más destacados de otro autor de esta generación, Rafael Alberti. En su escrito titulado "Nocturno" encontramos similitudes tanto por ser dos de las obras más importantes de esta línea poética, como por su temática. Sin embargo, a pesar de hablar los dos poemas de la posguerra y la necesidad de actuar, uno lo hace desde la impotencia mientras el otro lo hace desde la rabia.
El tema de este fragmento es, superficialmente, el insomnio que persigue al autor, la inquietud. No obstante, al profundizar e indagar en la lectura nos percatamos de lo que realmente trata de expresar, una protesta contra la Guerra Civil, hacia la injusta situación de dolor, crisis y desigualdad que la sucedió y que -en el año en el que se escribió este poema -manchaba la sociedad.
Dejando todo esto a un lado, al hablar de la estructura, desde un punto de vista subjetivo, este texto podría ser dividido en cuatro partes:
-En la primera de ellas, coincidente con el primer verso del poema, el autor nos describe a las población de Madrid de una manera pesimista.
-A continuación, del segundo al cuarto verso, nos relata sus largas noches, lo que escucha, siente y hace.
-En la tercera parte, del quinto al séptimo, transmite sus dudas a Dios relacionadas con la crisis española, con la desastrosa sociedad.
-Y, por último, en la cuarta parte, del octavo al décimo verso nos hace reflexionar realizando ciertas preguntas retóricas.
Es curioso como, desde un inicio, nos pone en contexto de una manera tan potente y directa, incluso chocante. "Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas)", dice, mostrándonos desde un comienzo la sensación que le transmite esta ciudad -desde el descuido, la dejadez, hasta el conformismo e, incluso, desasosiego -a través de esta simple frase, utilizando unas falsas estadísticas para dar fuerza a su declaración.
Llama la atención a su vez, cómo describe sis noches, cómo se "revuelve e incorpora en ese nicho en el que hace más de 45 años que se pudre", cómo esa enfermedad conocida como tedio que plaga Madrid lo corroe poco a poco, acabando con su esencia y dejando nada más que una carcasa vacía. Describe cómo le resulta imposible escapar del nicho, del cementerio en el que se a convertido Madrid, e incluso de su vida y debido a esto se consume conforme pasan los días, despierto en una ciudad muerta sin saber como poner remedio a esa situación.
Dejando todo esto a un lado, es curioso como prosigue el poema relatando sus terribles noches, atormentado por la realidad. Nos situamos cinco años después de la Guerra Civil y, aún así, no consigue encontrar el descanso, no consigue comprender por qué la gente no hace nada más que sumirse en la apatía de tal manera que parecen muertos. Es por esto que por la noche no es capaz de hacer nada más que "pasar largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna". Escucha y siente la agitación de la noche, los perros ladrar -quién sabe si indignados por la situación que acontece, por todo lo que a dejado la guerra a su paso, o simplemente revueltos, sintiendo los malos fluir por las calles de la ciudad -; oye al huracán (a esa aglomeración de muertos vivientes que es Madrid) gemir, impotente -algo irónico ya que se trata de una fuerza de destrucción, la población española podría ser una fuerza de destrucción si no estuviera "muerta", si despertaran y se percataran de ello -; y ve, de la misma forma, la desolación de la Luna, la pesadez que la hace fluir lenta y blandamente, como si ella (al igual que el autor) se pudriese lentamente.
"Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como el perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla", prosigue, identificándose con todo lo que observa en la noche. Se revuelve y lamenta no solo respondiendo a las quejas del huracán, de Madrid, sino convirtiéndose en él; se enfurece, ladra, gruñe, grita sobrecogido por los sentimientos que le produce esa situación -al igual que los perros -y, según afirma, "fluye pesadamente de la ubre de una gran vaca". Al usar esta imagen surrealista bien podría estar refiriéndose a la Luna al decir "vaca" o a cualquier otra cosa que desconocemos, quién sabe. Lo importante, empero, son las sensaciones que nos produce, el tedio, la pesadez, la dificultad por reaccionar o, incluso, la impotencia.
A continuación, llama la atención como, enajenado por todo esto, decide acudir a Dios (tal y como suele suceder en casi todas las obras de origen medieval) y transmitirle sus dudas, preguntarle por qué sucede todo esto, por qué "se pudre su alma junto a los cadáveres de Madrid", por qué a pesar de intentar poner remedio a la situación no consigue nada más que consumirse, por qué "se pudre el mundo", por qué nadie hace nada y todos se conforman con esa terrible e injusta situación.
Por último, es curioso cómo Dámaso Alonso nos hace reflexionar al decir:
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
las tristes azucenas letales de tus noches?
¿Que pretenden conseguir con la muerte de la población, con su atontamiento? ¿A caso temen que si no consiguen acabar con el espíritu de la gente todo lo que han conseguido se pierda, se sequen los grandes rosales? Además, afirma que la sumisión del pueblo es su propia cárcel ya que "con su podredumbre abonan las azucenas letales".
Este poema utiliza un lenguaje directo y sencillo (propio de la poesía social), acompañado de un tono en ocasiones combativo y en ocasiones de indignación, para transmitir su desacuerdo hacia la situación que acontece -a la vez que muestra al poeta como alguien inmerso en su situación político-social.
Se trata, a su vez, de un texto literario ya que presenta una gran estética literaria, por lo que se considera una obra de arte donde destaca su lenguaje metafórico, rico en expresividad y emotividad. En él he encontrado los siguientes recursos literarios:
- Hipérbole en "Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres".
-Personificación en "gemir al huracán" o en "fluir blandamente la luz de la luna"
-Metáforas tales como "fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla" (en este caso una metáfora surrealista), "se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid" o "...en este nicho..."
-Anáforas y paralelismos en "y....y" y en "por qué...por qué".
-Y preguntas retóricas al decir "¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre? " o "¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches? ".
Su esquema métrico es 28-, 30-, 35-, 47- y demás (todo irregular, de arte mayor y con versos libres).
Es, en resumen, un texto propio de la generación del 27 no solo por las características que presenta de la poesía social, sino por los temas que trata el autor, el pesimismo y la crisis existencial.
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